Anaís Gandiaga, Cheerful Photographer – Boda de Mónica y Victor

Por las páginas de este blog han pasado increibles fotógrafos. Cada uno nos ha aportado lo mejor de si mismos y de las parejas con las que han trabajado. Nos han aportado su granito de arena para que no solo los novios sino nosotros disfrutemos de ese día tan especial en la vida de una pareja. Creatividad, naturalidad, complicidad, emociones….Anaís Gandiaga no solo nos brinda todo eso sino además una frescura increible a la hora de fotografiar que nos hace no solo disfrutar de un gran trabajo sino que además nos invita a sonreir y divertirnos y es que Anaís y su fotografía son como esa frase que a ella tanto le gusta y la define «Las dos mejores cualidades del ser humano son la imaginación y el sentido del humor. La imaginación para consolarse de lo que no es y el sentido del humor para consolarse de lo que es.»

Hoy todo el trabajo y mérito de este post son de Anaís y de Mónica y Victor. Anaís pone no solo las imágenes sino también las palabras, y Mónica y Victor su increible amor y ternura. Gracias a los tres por compartir este delicioso reportaje con nosotros. Un beso.

«Mónica y Víctor son una pareja de Barcelona. Cuando los conocimos nos dijeron que eran muy tímidos, pero como podéis ver en las fotos, lo que realmente son es muy dulces.

Después de diez años juntos, Mónica dio el paso de pedirle la mano a Víctor. Cuando él volvía de un viaje, ella lo preparó todo en casa: puso velas por todos lados y lo recibió con la canción With or without you de U2. Mientras nos lo contaban, en nuestra primera reunión, no podíamos evitar recordar la escena de Friends en la que Mónica le pide matrimonio a Chandler. Y por lo visto, la cosa acabó igual 😉

Tuvieron una boda un tanto diferente. Por la mañana hicieron una ceremonia civil en su distrito y por la tarde-noche hicieron una ceremonia ficticia en el restaurante donde lo celebraron, El Principal. La ceremonia de la tarde la ofició un actor que hizo un trabajo genial, porque puso a la vez su punto de humor y de emoción. Había entrevistado a los novios sobre todo tipo de anécdotas e incluso terminó su intervención con un regalo sorpresa para la pareja que fue la guinda de una ceremonia muy especial. El traje de Mónica, de corte romántico -uno de mis favoritos de esta temporada- es del diseñador José María Peiró (Whiteday). Era el traje perfecto para ella, una maravilla, no podía estar más radiante.

Respecto a mi manera de trabajar, lo primero, ante todo, es que haya feeling con la pareja. Doy mucha importancia a esto, necesito saber que la pareja confía en mí y se pone en mis manos. Que nos gustamos mutuamente. Durante los meses previos a la boda, me gusta estar en contacto con ellos, conocerlos un poco mejor y que me vayan teniendo al tanto de todos los preparativos.

Trabajo sola, es decir, llevo un ayudante que me cuida en todo momento, pero sólo hago fotos yo. La razón por la que hablo en plural es porque en la mayoría de las bodas trabajo con mi compañero de video de Stanco Producciones, Antonio, que, como digo siempre, es mi complemento perfecto porque hace que el recuerdo sea redondo y no se escape nada. Es un tipo de video de boda radicalmente diferente a lo tradicional, él es prácticamente invisible durante toda la boda, con lo que a las parejas que no se sienten cómodas siendo filmadas les encanta. En la postproducción alterna montajes con mucho ritmo con delicias como esta (del video de Mónica y Víctor). Solemos empezar en los preparativos, que es una parte muy bonita en la que me encanta estar, y nos quedamos hasta el baile, aunque cada boda es diferente, claro.

Es importante que haya un rato tranquilo para hacer la sesión privada. En el caso de Mónica y Víctor, fue perfecto porque la hicimos después de la ceremonia civil, con lo que dispusimos de tiempo suficiente para hacer todo lo que quisimos.

En cuanto a mi estilo, pues no me es fácil definirlo, si tengo que elegir una palabra, supongo que diría “fresco” El reportaje de la boda completa es fotoperiodístico: siempre estoy al acecho de la foto espontánea o robada en los momentos especiales. Y la sesión privada depende mucho de cómo sea la pareja, ellos son los que, delante de la cámara, se inclinan más hacia un estilo que otro: más divertido, más glamuroso… Lo importante es que se sientan cómodos en todo momento. Hacer algo que les resulte incómodo o ridículo no funcionaría.

De la manera en que yo lo veo, y por eso hablaba de feeling antes, es fundamental que la pareja te sienta como alguien cercano, que se ría contigo, que te cuente cosas… Esa es la razón por la que mi sobrenombre, Cheerful Photographer, no alude a mi estilo sino a mi personalidad. Las parejas no necesitan que les explique cómo son mis fotos, son imágenes, hablan por sí solas, pero me pareció interesante darles un pista sobre qué tipo de persona hay detrás de esas imágenes.»

Fotografías : Anaís Gandiaga